El asesoramiento filosófico nace como una alternativa a las psicoterapias y a las consultas psicoanalíticas que muchas personas utilizan. Pero, es preciso tener en cuenta que surgen situaciones de tipo existencial y emocional, que afectan a mujeres y hombres, las cuales no implican una patología mental y que pueden ser resueltas con ayuda de la consultoría filosófica. A diferencia de las anteriores formas de terapia, la práctica filosófica individual es una tarea que, siguiendo las directrices de la Filosofía antigua, proporciona una orientación activa en el arte de vivir y ofrece la posibilidad de lograr una progresión espiritual, la transformación de una forma de vida y el conocimiento de uno mismo, como base para la solución de los conflictos.
La Filosofía se constituye, en esta andadura, en una experiencia de búsqueda de la verdad y en un ejercicio de la libertad, para poder pensar por uno mismo y vivir conforme a las propias convicciones. Sócrates decía que la verdad está dentro de nosotros y hay que sacarla fuera para que nos guíe en nuestra existencia, y que para lograrlo es necesario un análisis y una reflexión de nuestros pensamientos y de nuestros actos. Y esto es precisamente lo que se persigue con la orientación que se lleva a cabo en las consultas filosóficas, cuya finalidad última es sanar a la persona.
En este mismo sentido, la Antropología actual considera la actividad espiritual que los filósofos griegos ejercían como un sistema de pensamiento ligado a la práctica sanadora del alma o espíritu, de aquí que se les considere como filósofos-chamanes. Este fenómeno, descrito como chamanismo, es analizado como un rasgo compartido por todas las culturas tradicionales y cuya función es, a partir del uso de técnicas concretas, la curación.
Desde esta interpretación, se puede decir que, siguiendo las enseñanzas de esos filósofos y su aplicación en el asesoramiento, éste comparte esa misma tarea sanadora, la cual encuentra su apoyo, principalmente, en el método del diálogo empleado en este procedimiento.